ASOCIACION SUCRENSE DE ECOLOGIA
Promover la Conservacion del Medio Ambiente y los Recursos Naturales

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AGUA ECOSISTEMAS Y HUELLA ECOLÓGICA

Los ecosistemas, vistos como un conjunto de elementos bióticos y abióticos que interaccionan en un espacio y tiempo determinados, transforman la materia y la energía disponibles en el ambiente, mediante procesos funcionales en los que el agua juega un papel importante.

Es decir, a través de los procesos de precipitación y lixiviación, el agua incorpora y elimina elementos minerales del ecosistema; el agua disponible en el suelo controla los procesos de descomposición de la materia orgánica; la absorción y el transporte de nutrientes en las plantas dependen del flujo del agua hacia y dentro de los vasos conductores de las plantas.

De igual manera, la cantidad, la calidad y la temporalidad del recurso hídrico están determinadas por procesos funcionales del ecosistema: el agua de lluvia, al cruzar el dosel de la vegetación, modifica sustancialmente su composición química al lavar y lixiviar

polvos y elementos minerales del follaje, reduce su cantidad al ser interceptada por las hojas y las ramas, y disminuye su velocidad y energía cinética; la cobertura vegetal y las características físicas y químicas del suelo determinan su tasa de infiltración asi como la ruta que seguirá pendiente abajo; las profundidades del suelo y su estructura determinan la capacidad de almacenaje del agua y, por tanto, su disponibilidad para las plantas; la ruta de drenaje que sigue el agua, determina su composición química asi como el tiempo que tarda en llegar a la base de la cuenca; y la capacidad de recarga de un acuífero está íntimamente ligada a las condiciones del ecosistema.

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Reconocer este carácter integrador del agua dentro del ecosistema es de suma importancia en cualquier intento por apropiarse del recurso hídrico que la naturaleza nos brinda.

El agua está tan íntimamente ligada a los procesos funcionales del ecosistema, que su uso y manejo conlleva, forzosamente, a ver el ecosistema en su conjunto como el objeto de explotación y conservación: el manejo sostenible del agua tiene implícito uno semejante del ecosistema.

La severa transformación y deterioro de los ambientes en México, evidencian una falta de esta concepción ecosistémica en los esquemas de uso y conservación del agua, lo que exacerba a diario los serios problemas de escasez y contaminación del recurso.

Es indispensable incorporar criterios de manejo y conservación de ecosistemas naturales en las políticas y programas de manejo del agua en el país, si se quiere asegurar su disponibilidad en las cantidades, los tiempos y la calidad con la que la población requiere.

LA HUELLA ECOLÓGICA

La "huella ecológica" mide nuestro consumo de la naturaleza. Nos muestra cuánta tierra y agua productiva ocupamos para obtener los recursos que consumimos, asi como para absorber todos los desechos que generamos.

Según estimaciones propias, un canadiense promedio necesita 7.7 hectáreas (77,000 m2) para sustentar su actual estilo de vida y patrones de consumo; y un estadounidense promedio requiere casi 10 hectáreas. Estos valores contrastan con un latinoamericano promedio, el cual requiere de 2.6 hectáreas. Un hindú sólo utiliza 0.8.

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A nivel global, el planeta proporciona 2 hectáreas en promedio para cada persona. Pero el problema es que nuestra huella ecológica es 30 por ciento superior a lo que el planeta puede ofrecer.

Es decir, consumimos más de lo que puede darnos la naturaleza. Y si a ello agregamos el crecimiento poblacional, tenemos que para el año 2050, el espacio productivo disponible se reducirá a 1.2 hectáreas. Midiendo nuestros usos de naturaleza (en términos de superficie), la huella ecológica es una herramienta de evaluación y planeación que puede contribuir a mejorar la calidad de vida de la población dentro de los límites ecológicos. No haciendo lo anterior, liquidamos el patrimonio natural y será cada vez más difícil poder asegurar el bienestar humano.

En muchas zonas del mundo, el agua es un factor limitante para varias funciones ecológicas y actividades humanas. Y como una forma de medir la huella ecológica del uso del agua

El valor real de consumo-uso de agua por persona, según nuestros cálculos preliminares, equivalen a 1.2 hectáreas.

Esta es la huella ecológica del uso de agua por habitante municipal. Sin embargo, una parte del liquido utilizado no está en competencia directa con la productividad biológica, es decir, extraemos una cantidad mayor de la que requieren los ecosistemas locales.